Hay tantas historias y datos curiosos que contar sobre la ciudad de A Coruña que a veces cuesta acotar dónde comenzar a relatar su historia. Al fin y al cabo, esta ciudad lleva siglos creciendo con sus habitantes, adaptándose a cambios socioculturales y a los nuevos tiempos.
Sin embargo, si estás en Coruña o tienes pensado visitar la ciudad próximamente, lo más probable es que hayas oído hablar del Obelisco, una construcción ubicada en la zona de Cantones, en el centro de la ciudad, y es ese monumento del que habla este artículo. De su relevancia histórica para Coruña no cabe duda, pero el impacto que ha tenido sobre coruña y sus habitantes va más allá de eso. ¡Te lo contamos!
El origen del Obelisco
Cuando en 1893 se transportaba el obelisco que hoy preside la Plaza de la Concordia en París desde Egipto, el barco a cargo del traslado hizo una escala de 15 días en A Coruña y la ciudad quedó prendada del espectacular monumento. Fue ahí cuando la idea de dotar a la localidad herculina de un obelisco propio germinó en las mentes de Narciso Obanza y Ricardo Caruncho, que se convertirían en los artífices de la construcción.
En un pleno del Ayuntamiento, encabezado en ese entonces por el alcalde interino Evaristo Babé, se aprobó que el emplazamiento de esta estructura fuese uno de los escenarios más apreciados de la ciudad por vecinos y turistas por igual: la Marina.
Del aspecto arquitectónico, desde el dibujo de los planos hasta la firma del proyecto final se encargó el arquitecto Antonio de Mesa, mientras que la ejecución quedó en manos de José Escudero Monteagudoen; este último cobró 1.995 pesetas por la obra del obelisco, cuya construcción se inició en 1894. La parte escultórica fue adjudicada a Gabriel Vitini.
El 10 de febrero de 1895 se inauguraba lo que a día de hoy es un icono de A Coruña.
Curiosidades sobre el monumento
Su historia es de lo más peculiar, y aún hay más curiosidades que deberías saber.
Por ejemplo, que en uno de los lados del obelisco está el busto en bronce de Aureliano Linares Rivas, antiguo alcalde de la ciudad, a quien se dedicó el monumento.
En la cima del obelisco, un reloj de cuatro esferas da la hora y una veleta indica a los transeúntes la dirección del viento. Dos de estas esferas muestran la hora de A Coruña, y dos la hora de Madrid. ¿Y no son la misma? Lo cierto es que este reloj refleja los 19 minutos y 20 segundos de diferencia horaria solar entre las dos ciudades, algo que, en el momento de la construcción del obelisco, previo a la unificación de horarios entre ciudades consecuencia de la llegada del ferrocarril, se tenía en cuenta.
Se accede al mecanismo del reloj desde la base. También ahí se pueden leer grabaciones de datos geográficos y meteorológicos de la ciudad.
Obelisco Millenium
Es posible que en las guías de viaje consultadas hayas visto hablar de un segundo obelisco en la ciudad, el llamado “Obelisco Millenium”. Y es que la ciudad herculina comisionó al artista coruñés Gerardo Porto una pieza que celebrase el cambio de milenio. El resultado fue una estructura con 47 metros de alto construida en acero (2 toneladas) y cubierta por cristales importados de Países Bajos.
En los primeros 13 metros desde su base han quedado plasmados personajes y momentos históricos de la ciudad, de forma que, cuando se ilumina, se puede ver la historia de esta ciudad representada en el monumento.
Desde el mirador ubicado en su base se puede ver la Torre de Hércules, que custodia el extremo opuesto del paseo marítimo.
Así que…
Es así como, irónicamente, lo que comenzó como una decisión estética inspirada por el espectacular monumento de origen egipcio que a día de hoy se puede ver en la plaza de la Concordia de París, se acabó convirtiendo en una silueta representativa de la ciudad, un punto de encuentro para muchos y, definitivamente, una razón de orgullo para todos los coruñeses.
Ahora que conoces la historia de estas dos construcciones y la relación entre ellas, conoces mejor la historia de la ciudad y cómo ha evolucionado con su gente, tomando referencias del extranjero, pero poniéndolas en valor desde una perspectiva muy local, y siempre celebrando con ellas su historia.